Pregunta: "¿Deberíamos los cristianos tener un árbol de Navidad? ¿Tiene el árbol de Navidad su origen en antiguos ritos paganos?"
Respuesta: La costumbre moderna del árbol de Navidad no procede de ninguna forma de paganismo. No hay evidencia de ninguna religión pagana que decorara un árbol especial para celebrar sus festivales de invierno, aunque los romanos celebraban el solsticio de invierno con un festival llamado Saturnalia en honor a Saturno, el dios de la agricultura. Estos decoraban sus casas con plantas y luces e intercambiaban regalos. Más tarde en la edad media, germanos y escandinavos ponían árboles perennes dentro de sus casas justo afuera de sus puertas para expresar la espera de la próxima primavera. Los primeros árboles navideños fueron decorados por cristianos protestantes en el siglo XVI en Alemania. Nuestro moderno árbol navideño evolucionó de estas antiguas tradiciones alemanas, y esta costumbre, muy probablemente, llegó a los Estados Unidos con los emigrantes alemanes a Pennsylvania y Ohio.
No hay nada en la Biblia que prescriba o prohíba los árboles de Navidad. Algunos piensan, equivocadamente, que Jeremías 10:1-16 prohíbe cortar árboles y decorarlos de la misma manera como lo hacemos en Navidad. Sin embargo, aún leyendo superficialmente este texto, se comprende que Jeremías establece la prohibición de ídolos hechos de madera, cubiertos de plata y oro para luego adorarlos. Una idea similar aparece en Isaías 44, donde el profeta describe la necedad de los idólatras, que cortan un árbol, queman parte de él en el fuego para calentarse, y usan la otra parte para tallar un ídolo, ante el cual se inclinan. Entonces, a menos que nos inclinemos ante nuestro árbol de Navidad, tallemos un ídolo y oremos ante él, estos pasajes no deben ser aplicados a los árboles de Navidad.
No hay ningún significado espiritual en tener o no un árbol navideño. Cualquiera que sea nuestra elección, el motivo detrás de la decisión del creyente acerca de este punto, como en todas las cuestiones de conciencia, éste debe ser para complacer al Señor. Romanos 14:5-6ª establece en este pasaje el principio acerca de la libertad de elección. “Uno hace diferencia entre día y día; otro juzga iguales todos los días. Cada uno esté plenamente convencido en su propia mente. El que hace caso del día, lo hace para el Señor.” El Señor se contrista cuando los cristianos miran a otros con desdén, ya sea por celebrar o no la Navidad. Esto es orgullo espiritual. Cuando sentimos que de alguna manera nos hemos elevado a un plano superior de espiritualidad por hacer o no algo sobre lo que la Biblia calla, usamos equivocadamente nuestra libertad en Cristo, creando así divisiones en Su Cuerpo, y de esta manera, deshonramos al Señor. “Si, pues, coméis o bebéis, o hacéis otra cosa, hacedlo todo para la gloria de Dios” (1 Corintios 10:31).
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